Vaya tarde con un juego dominado permanentemente por la escuadra de los acereros, el escenario el majestuoso Heinz Field, recibiendo a unos ensoberbecidos New England Patriots, quienes habían sufrido pocas derrotas en los últimos años.
No podría haber sido mejor el inicio, un acertado Big Ben completando la mayoría de sus envíos a Wallace, Sanders y Miller, rápidamente tomando el control de las acciones y del marcador la tribuna jugó su partido, presionando a los rivales y arengando sin descanso a los suyos.
La comparación de los mariscales deja muy mal parado al ególatra Brady, ya que con apuros consiguió 198 yardas, en un pobre accionar, mientras Roethlisberger consiguió 365 yardas en un lucimiento explosivo que deja manifiesto el nuevo poderío de la escuadra negra y amarillo.
El resultado no refleja el dominio que durante el cotejo Pittsburgh ejerció ante sus rivales de conferencia, una escuadra de respeto que menospreció el crecimiento de los pupilos de Mike Tomlin.
Un 25-17 que nos deja muy en claro quién realmente manda en la conferencia americana y seguramente en la liga, vayan preparando un nuevo anillo con siete diamantes, ya tiene dueño.