Llegó el domingo más esperado del año, un par de equipos que demostraron su fortaleza a lo largo de la temporada, atrás quedaron pretemporada, temporada regular y playoffs.
Saltaron a la cancha del Lucas Oil Dome los New York Giants con atuendo de visitante y los New England Patriots.
Los primeros 2 puntos en la pizarra fueron a la cuenta de los Giants, en un safety marcado sobre Tom Brady, más tarde un excelente pase de Manning a Víctor Cruz sumó 7 más para los oriundos de New York.
La defensiva de los representes de la Liga Nacional tuvo maniatado al peligroso ataque de los Patriotas fue casi llegando al medio tiempo que Tom Brady condujo a su equipo por 98 yardas para un touchdown que pondría los cartones 10-9 en su favor.
En el medio tiempo apareció la Reina del Pop, quien puso a bailar al Lucas Oil con éxitos como Like a Prayer y Vogue.
De regreso a la cancha un par de equipos descansados y motivados, la primera serie le daría nuevamente puntos a los New England para alejarlos de manera peligrosa 17-9 tras una excelente ofensiva de 80 yardas.
Los Giants a pesar de haber movido el balón de manera importante no consiguieron más que un par de goles de campo, llegando al último cuarto con desventaja de 17-15.
La última serie de Nueva York se condujo a la perfección, jugada a jugada lograron horadar la férrea defensa Patriota colocándose dentro de la yarda 20 a tiro de gol de campo para cuando se decretó la pausa de los dos minutos.
Valiéndose del juego terrestre con Brandon Jacobs, apareció una de las jugadas más extrañas que recuerden los aficionados de la NFL, dejando pasar a Jacobs hasta las diagonales por órdenes de Bill Belichick poniendo 21 en el marcador visitante.
Una llamada muy atrevida por el Entrenador en Jefe de New England le dejaba 57 segundos para conseguir un touchdown al efectivo Brady, sin embargo los errores llegaron en manos de los receptores Patriotas, no pudiendo conseguir los ansiados puntos y dejando la victoria y cuarto Super Bowl para Giants, un equipo que contra todos los pronósticos llegó a postemporada, demostrando que en la NFL no hay favoritos invencibles.